Género, el foro faltante sobre reforma al Poder Judicial

El sistema de justicia mexicano tiene un impacto diferenciado para las mujeres. Para nosotras lidiar con policías, ministerios públicos, jueces, victimarios e incluso con la prisión representa obstáculos extra. Por ello, debe crearse otro foro específico para esta materia sumado a los nueve que ya han sido anunciados en el marco de la discusión de la posible reforma al Poder Judicial.

El caso de Brenda Quevedo Cruz, cuya liberación fue anunciada este martes tras un cambio de medida cautelar, y el de su co-procesada Juana Hilda González Lomelí, cuyo amparo directo está en la Suprema Corte, son emblemáticos al respecto: ambas fueron sexualizadas y estigmatizadas por la prensa y los jueces; torturadas física, sexual y psicológicamente y su proceso significó una pena extensiva para sus familias, es decir sus madres, hijas, etc. Si hubieran sido hombres, varias cosas hubieran sido distintas.

Ambas están acusadas de supuestamente haber participado en un secuestro cometido en 2005. En realidad están acusadas por ser pareja de los supuestos secuestradores. Fueron detenidas y torturadas sexualmente, esto último le sucede cinco veces más a las mujeres que a los hombres; también fueron amenazadas con hacerle daño a su familia, igual que tres de cada diez mujeres durante su detención (el porcentaje para los hombres es 30% menor).

Cuando el caso se hizo mediático, los medios escogieron fotos con poca ropa para exhibirlas; hicieron descripciones de sus cuerpos y les pusieron apodos. Durante sus procesos penales se usaron argumentos en su contra como ser “mala madre” o “demasiado independiente”. Quizá por casos así, los jueces y la fiscalía tienen peor percepción entre las mujeres que entre los hombres, así lo revela la sección de Percepción de Corrupción de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2023.

Las mujeres privadas de la libertad lidian con obstáculos para una maternidad plena, una menstruación digna e incluso los espacios de reinserción “así como las normas, los reglamentos, los discursos y los manuales que explican su funcionamiento y el número de centros penitenciarios y su concepto está hecho pensando en el perfil de los varones y sus necesidades”, según documentó la CDNH

A estos datos podemos sumar un montón sobre Sistema de Justicia: las mujeres nos sentimos más inseguras en las calles, mientras que el porcentaje de hombres que no se siente a salvo en su colonia es de 35%, para las mujeres es de 44%. Nos sentimos -por ejemplo- más inseguras en el parque o en el mercado que los hombres en el banco, porque los ataques a los que somos sujetas y sujetos en el espacio público tienen diferentes móviles: atacar nuestro cuerpo o quitarnos el dinero según el género.

Para la denuncia hay otro impacto diferenciado: Equis Justicia documentó que 48% de las mujeres indígenas no tienen información suficiente al respecto, es decir no denuncian porque no saben que pueden o dónde hacerlo. A esto hay que agregar otros impedimentos: la falta de recursos para ir a hacerlo -literalmente pagar el taxi-, violencia familiar o miedo a la revictimización.

Ninguna reforma estará completa ni será suficiente si se continúa obviando a la mitad de la población mexicana.

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