La resistencia de Brenda

Milenio

 

 

Estoy ante una sobreviviente”. Eso fue lo primero que me vino a la cabeza cuando conocí a Brenda Quevedo. Una fuerza de la naturaleza frente a la monumental injusticia. Esa vez fue la primera que ingresé a un penal de alta seguridad. Los filtros infinitos, los inmensos muros, las cámaras y las máquinas detectoras de metales habían sido los elementos de un ritual para adentrarme a ese lugar donde casi todo está prohibido.

En el Centro Federal de Readaptación Social número 16 únicamente hay mujeres y sin embargo no hay nada femenino en ese laberinto fabricado para enterrar en vida a tantas inocentes.

La esperamos media hora dentro de un pequeño cubículo. Cuando la puerta se abrió, dos custodias la depositaron sin que ella supiese bien a bien dónde se encontraba. Brenda llevaba el uniforme caqui, color que portan las reclusas sin sentencia.

Acudí a ese encuentro a solicitud de uno de sus abogados. Para ese momento llevaba poco más de un año investigando su caso. Contaba con evidencia convincente de que, durante su reclusión, había sido torturada en dos ocasiones, mientras se encontraba bajo la custodia del gobierno, para forzar una confesión.

Primero tuve noticia por el testimonio que ella misma redactó y que su madre, Enriqueta Cruz, compartió conmigo. Luego, porque entrevisté a Cintia —una antigua compañera de celda— quien, en el penal de Santiaguito, la vio regresar a su cama con el cuerpo tremendamente desvencijado por la violencia de sus verdugos.

También conversé con un antiguo jefe de custodios que trabajó en la prisión de Islas Marías. A condición de que no revelara su nombre, él corroboró la violación tumultuaria sufrida por Brenda dentro de una caseta de la Marina, a medio construir, ubicada frente a un montículo blanquísimo por el guano de las aves marinas.

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Ella con Carlos Monsiváis.Especial

Ese antiguo funcionario me aseguró que aquellos depredadores habían arribado a las Islas Marías montados en un avión de la Procuraduría General de la República. Tiene certeza de que, desde muy arriba, se giraron instrucciones para que esa gente pudiera hacer con Brenda lo que le viniera en gana.

La intención del abogado era contrastar la información que yo había conseguido con el relato directo de la víctima. Acudí a la cita en calidad de periodista y también como investigador del caso. Así quedó asentado en el documento presentado ante las autoridades. Cualquier otra interpretación a propósito de esta visita es insostenible.

No estoy capacitado para realizar perfiles criminales. Sin embargo, el sentido común alcanza para notar la incoherencia. En 2006 Brenda fue acusada de ser una de las líderes de la banda criminal que presuntamente secuestró y luego desmembró el cuerpo de Hugo Alberto León Miranda, hijo de la famosa líder de la sociedad civil, Isabel Miranda de Wallace.

En concreto, se le acusa de haber ideado hacer pasar por vivo a un sujeto que murió de un paro cardiaco pocas horas después de haber sido plagiado. Ella habría tomado y editado las fotografías que un mes después iban a ser enviadas a la madre por correo postal para solicitar el rescate. En un vehículo de su propiedad habría luego cargado con los restos cercenados para arrojarlos en los canales de Cuemanco. La acusan igualmente de haber metido la cabeza y las manos en unos botes con formol donde permanecieron hasta que se echaron a perder.

La cantidad de maldad asignada a esta mujer es difícilmente superable. Una verdadera criminal, mala de los pies a la cabeza. Esta es la imagen que Isabel Miranda ha proyectado de ella desde que la linchó públicamente subiéndola a un espectacular, igual que hizo con el resto de los acusados.

La tengo frente a mí y me pregunto cómo alguien, en algún momento, pudo haber creído en la invención del personaje maldito. Brenda podría ser la mejor actriz del mundo, pero no encuentro nada en ella que me permita encajar a esa persona con el personaje de la leyenda propuesta.

¿Qué hacía Brenda antes de ser perseguida como criminal? Mientras estudió su licenciatura, ella trabajó para la editorial Clío, fundada por el historiador Enrique Krauze. He entrevistado a sus colegas de aquella época que refieren solo cosas buenas de esa chica que en sus primeros veinte se abrió camino calificando material para producir documentales.

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El grupo con el que fue a Chalma. Especial

​Más tarde laboró para Televisa, con el productor Federico Wilkins. Entre otros programas, participó en Zona Abierta, entonces conducido por Héctor Aguilar Camín. Durante una época fue coordinadora de invitados y por eso su mamá atesora fotografías de su hija con celebridades, entre ellas el escritor Carlos Monsiváis.

Al terminar su licenciatura se fue a vivir a Inglaterra. Cuando en aquel país le ofrecieron la residencia, volvió a México para terminar el trámite de titulación. Sabía que, sin papeles académicos, en aquel país le esperaría una larga carrera como mesera y ella aspiraba a más.

Su estancia se prolongó porque el trámite fue largo y también porque se enamoró de un joven guapo y simpático. Me refiero a Jacobo Tagle Dobín. Una de las primeras veces que salió con él fueron en grupo al santuario de Chalma. Ahí se tomaron todos juntos la fotografía maldita. La misma que iba a ser utilizada un año después para denunciar a la banda más estúpida de la historia, la banda de Chalma cuyos integrantes se retrataron cargando una inmensa cruz, después de haber comprado escapularios.

¿Cómo fue que Brenda —una hija querida de familia, una estudiante dedicada, una profesional y una joven en vías de migrar a Inglaterra— se convirtió en unos cuantos meses en la más despiadada femme fatal denunciada sin fatiga por la señora Miranda?

Aquel encuentro con Brenda en el Cefereso 16 sembró en mi conciencia una fuerte impresión. Supe al despedirme de ella que no podría mirar hacia otro lado hasta lograr que su versión se conociera. Lo mismo que la tremenda injusticia y las pruebas fabricadas que la han privado de una vida normal durante más de 18 años.

Recientemente volví a hablar por teléfono con ella. Me dijo que le pesaba mucho haberse perdido la oportunidad de ser madre. Ingresó a la cárcel en sus veintes y ahora que obtuvo finalmente la libertad condicional es ya demasiado tarde.

El lunes pasado un juez le permitió regresar a la casa materna, de donde no puede salir siquiera al patio. No habrá verdadera restitución frente a la existencia que le fue robada hasta que los jueces le entreguen una sentencia que reconozca plenamente su inocencia. Socialmente merece también una disculpa grande y un reconocimiento sin mezquindad por su capacidad de resistencia. 

Un comentario en “La resistencia de Brenda

  1. Me alegra que BRENDA este en la casa de su señora madre – ENRIQUETA -……..Le escribí como 15 cartas a BRENDA, la última fue hace como 5 años… Casi estoy seguro que no le llego ni una…
    Hay muchas cosas que puede disfrutar ahora… Como un pastel el 24 de agosto, un juego de ajedrez, o las redes sociales que han evolucionado mucho en los últimos 15 años…. Como dice JULIO IGLESIA, ***La vida sigue igual***… Siempre hay por…..
    Desgraciadamente, mientras la criminal Isabel miranda este libre, será un peligro, ya que con su poder que le queda puede comprar a personas comunes o agentes para hacer daño…
    Todo esta pesadilla se supone que terminara cuando las demás personas (TONY, CESAR, JAEL etc) salgan libres y con sentencia de INOCENTES… En realidad todo esto terminara cuando la señora Wallace este en la cárcel el resto de su vida, por todo el daño que ha hecho…

    Alejandro Servín Blasgalaad…

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